El Crucificado salió por las puertas del Santuario de la Inmaculada Concepción poco después de las nueve de la noche portado sobre sus hombres por hermanos de la corporación y jóvenes de otras Hermandades.

El cortejo lo iniciaba la Cruz parroquial y dos pequeños ciriales que asomaban por el dintel del Santuario para iniciar el camino que llevaba hasta la Plaza de Fariñas, donde allí esperaba al Señor de la Misericordia, presidiendo este culto externo, las Hermandades y Cofradías, representadas por sus distintas Cruces de Guía, junto al cortejo que comenzó a discurrir por la Plaza de la Iglesia.

Una estampa muy diferente a la de años anteriores al celebrarse el Vía Crucis en una Plaza y no en un itinerario donde se distribuían las 14 estaciones, dándole en esta ocasión más recogimiento y participación.

Distintos lectores compartían las estaciones continuadas por rezos de todos los asistentes, además sonaban en momentos puntuales los cantos de la Coral Polifónica de La Línea, destacando la solemnidad de los momentos de la Pasión en cada una de las estaciones del Vía Crucis.

Representantes de las Hermandades y Cofradías, hermanos de la corporación, junta permanente del Consejo Local y sacerdotes acompañaban al Señor en su Vía Crucis Penitencia que conforme iba avanzando por las diferentes cruces cambiaban sus portadores que de forma voluntaria querían llevar sobre su hombro al Cristo de la Misericordia.

De regreso al Santuario, donde reside la Cofradía del Viernes Santo, el Señor Crucificado se postraba a los pies de Nuestra Excelsa Patrona y Alcaldesa Perpetua, para finalizar el Piadoso Culto Cuaresmal con unas oraciones.

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