DOLOR EN SU SOLEDAD Y MUERTE EN LA NOCHE DEL PASADO VIERNES SANTO
Desde el Santuario Mariano, residencia canónica de la Cofradía de Nuestra Madre y Señora en su Soledad y Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo, el luto, silencio, solemnidad y sobriedad se hace notar en la Plaza de la Iglesia, con Jesucristo Muerto y el Dolor de su Santísima Madre acompañándolo.
La Cruz de guía junto a los faroles con nazarenos de la corporación de negro abren el cortejo procesional, continuando con la representación de las distintas Hermandades y Cofradías de penitencia de nuestra ciudad, excepción de las que realizan su salida el Viernes Santo.
Representantes civiles, militares, corporación municipal encabezada por el Señor Alcalde, Director Espiritual y Presidente del Consejo Local de HH. y CC y miembros de la permanente conformaban el cortejo en el paso del Cristo que se encontraba escoltado por representantes de la Policía Local. El Trío de Capilla «Salus Infirmorum» con sus piezas musicales funebres daba sobriedad al cortejo, los acólitos Turiferarios impregnaban de aromas el camino del Señor Yacente, tras el paso miembros de la Orden de Caballeros Templarios.
La Cruz Parroquial y el cuerpo de nazarenos de la Cofradía de Soledad y Santo Entierro, revestidos con túnicas y antifaz de color negro con el escudo de la Hermandad bordado, cíngulo amarillo y negro trenzado continuaban tras el paso del Señor, el Mediatrix y el libro de Regla entre los tramos del cortejo de hermanos de luz daban paso a la presidencia de la Cofradía y el cuerpo de acólitos, anunciando el paso de Nuestra Madre y Señora en su Soledad, sonando durante el recorrido el Trío de Capilla musical «Corpus Christi».
El itinerario establecido por la Cofradía en su estación de penitencia del pasado Viernes Santo, discurría tras salir del Templo y Plaza de la Iglesia por las calles céntricas de Alfonso X, Cadalso, Doctor Villar, Plaza de Fariñas, Carbonero, Salvador Dalí, López de Ayala, Duque de Tetuán, Pasaje Gran Poder, Sol, San Pablo, Jardines, Clavel, para hacer su entrada en Carrera Oficial, en la Plaza de la Iglesia regresaba al Santuario de la Inmaculada, finalizando así su estación de penitencia.
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