EN MANOS DE ELLOS
EN MANOS DE ELLOS
Este año iba a ser muy especial para mí, ya que después de estar en la retaguardia durante unos años y por voluntad propia, vuelvo a la primera línea de la mano de mi hija Mayor, María Esperanza, formando parte de la nueva Junta de Gobierno de nuestra Hermandad de Amor y Esperanza. Eran muchas las ilusiones y los deseos por cumplir que se han quedado a la espera por motivo de esta crisis que nos acucia.
Pero hay que saber que todo no viene por casualidad. Y no es la primera vez que más de una Hermandad se ha quedado sin salir y sin posibilidad de reaccionar porque las condiciones climatológicas cambian constantemente y horas antes de hacer su Estación de Penitencia han tenido que tomar la desagradable decisión de suspenderla. Lo que nos ha ocurrido ahora es más liviano porque la mayoría, y viendo cómo se desarrollaban los acontecimientos, temíamos lo peor y ya empezábamos a mascar la posibilidad de no poder disfrutar de nuestros Benditos Titulares repartiendo Bendiciones al pueblo que los contempla.
Atrás quedan las horas de reuniones, de limpieza, de montaje de nuestros cultos que, en mi caso, sirvieron para conocer más a tus hermanos de Junta que hace poco juramos nuestros cargos. Y, créanme, que ha sido muy positivo. Echaremos de menos esos niños con sus palmas en la tarde del Domingo de Ramos y esos dos palios que son los heraldos maravillosos de la semana que se nos avecinaba. Añoraremos el izquierdazo valiente de nuestros Misterios y el rachear acompasado de nuestras Hermandades de Negro, el olor a incienso y a azahar, revirás de ensueño, chicotás de arte, los cinco sentidos a pleno rendimiento. Pero la Semana Santa seguirá adelante y podremos visitar a nuestros titulares en sus templos (a muchos nos hace falta visitarlos de vez en cuando).
Son tiempos difíciles y de mucha oración, sobre todo por todas esas personas afectadas por este virus y por los fallecidos. Se que muchas de nuestras “levantás” iban a ir por ellos y por sus familiares porque el Cofrade de verdad, siempre tiene presente a los que sufren y pasan por malos momentos como los actuales. Nuestras “levantás” las vamos a hacer desde nuestros corazones y elevaremos a Nuestros Benditos titulares al cielo con la fuerza que nos da nuestra fe.
No desesperemos que solo nos quedan 378 días para la gloria. Eso está ahí, a la vuelta de la esquina. Debemos ser pacientes y que esta pesadilla pase lo más rápido posible.
¡A la Gloria, Cofrades, a la Gloria!
Eduardo J. González Gómez de la Mata