
Agradezco al Santo Padre la confianza que ha depositado en mí al nombrarme Obispo de vuestra diócesis de Cádiz y Ceuta. Doy gracias al Señor que, a pesar de mi debilidad, me ha llamado al ministerio apostólico. Me gustaría ser entre vosotros sacramento de Cristo, Obispo y Pastor de nuestras almas, servidor del Evangelio para la esperanza del mundo. Confío plenamente en El, que me llamó hace mucho a compartir su pastoreo, primero en el sacerdocio y luego en el episcopado. Siempre me ha confortado y me ha hecho experimentar la vida de la Iglesia, su verdad y su caridad, como una experiencia preciosa, y el gozo de servirle. Ahora que me envía a vosotros y me confía este ministerio me acojo a su gracia para servirle siendo testigo fiel de su evangelio.Llego a una diócesis cargada de historia de fe viva, de santos, de mártires y de obispos ejemplares, signos elocuentes del Buen Pastor, lo que me obliga aún más a pedir con humildad la gracia de estar a su altura y seguir su ejemplo.
Saludo, en primer lugar, a quien ha sido hasta ahora vuestro Obispo, D. Antonio Ceballos, a quien quiero expresar mi afecto y gratitud; y, a continuación, a todos vosotros, sacerdotes, íntimos colaboradores del orden episcopal. También a los religiosos, a todos los miembros de institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica, a los movimientos laicales, y a todos los fieles, a las familias y a los niños.
Quiero recordar especialmente a los que sufren por cualquier circunstancia, a los enfermos y ancianos, a cuantos pasan necesidad material o espiritual, a los muchos emigrantes en su precariedad, a cuantos que de un modo u otro estáis padeciendo la crudeza de la actual situación económica. A todos os ofrezco desde ahora mi cercanía y consuelo. Y a quienes trabajáis y os ocupáis de ellos, viendo en su rostro a Cristo
doliente, además, mi más profundo agradecimiento.
Saludo cordialmente a las autoridades civiles y militares autonómicas, provinciales y municipales a quienes ofrezco desde ahora mi colaboración sincera al servicio del bien común, y a todas las personas de buena voluntad.
Quiero expresar mi gratitud más sentida, en este momento de distanciamiento costoso para mi, a la iglesia de Getafe, donde he ejercido últimamente mi ministerio sacerdotal junto a su presbiterio, a quien tanto debo, y a su obispo titular D. Joaquín M. López de Andujar que me ordenó obispo, con quien he colaborado estrechamente estos últimos años y de quien tanto he aprendido y recibido. Gracias sinceras a todos por su ayuda, compartida en comunión sincera y auténtica fraternidad sacerdotal.
En Getafe, a 30 de agosto de 2011


Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.